Esa ola que
miras en la costa bien pudo haberse formado a pocos metros de la orilla, o bien
pudo haber viajado miles de miles de kilómetros hasta romper en la arena de la
playa sobre la que tú te encuentras. Concentrémonos en el área de la dinámica
de fluidos para averiguar cómo se forman las olas.
Comencemos
por mencionar que, normalmente, una ola se forma por la fuerza del viento sobre
una vasta superficie de líquido, que puede ser un océano, un río, lago, mar, canal o cualquier cuerpo líquido.
Sin embargo, en los océanos es donde las olas alcanzan mayor
envergadura debido al gran campo que las mismas tienen para tomar forma. Veamos
justamente cómo sucede...
Factores importantes en la formación de olas
Son cinco
los elementos que contribuyen a la formación de las olas:
- Velocidad del viento
- Distancia de agua 'abierta' que
el viento tiene para soplar
- Ancho del área afectada por
este viento
- Tiempo del que dispone el
viento para soplar
- Profundidad del agua
Todos estos
factores son los que determinan el tamaño de las olas y cuanto mayores son cada
uno de ellos, mayor tamaño tendrán las olas. Las olas del mar son ondas que se
generan por la fuerza del viento y son restauradas por la gravedad. El viento
fricciona con la superficie del agua, ocasionando un arrastre sobre la
misma. De esta manera, a medida que la fricción aumenta se va incrementando el
tamaño de la onda en formación.
Aquí se
inicia un ciclo en el que a mayor tamaño de la ola, mayor impulso generado por
el viento, pues la superficie sobre la que este choca es mayor. A medida que la
ola llega a profundidades menores, la fuerza de rozamiento del fondo del mar va
frenando su impulso y haciéndola perder masa, por lo que decrece en tamaño e
intensidad, y cuando llega a la orilla no es más que una tímida olita.
Imágenes de Pixabay
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